EL DEBER DE LO BELLO. AMORES Y DESAMORES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Bajo una mirada lúcida y penetrante Javier Ruiz Portella disecciona la dictadura que subyace bajo la ideología de género, una de cuyas manifestaciones más importantes lo constituye el colectivo LGTBIQ, convertido desde hace algunos años en grupo de poder, siendo el lenguaje inclusivo uno de sus principales exponentes.
 
Con un tono irónico y esperpéntico, describe las vicisitudes de Héctor Vega Romero, funcionario que trabaja en la Dirección General de Diversidad Sexual y Derechos LGTBIQ –adscrita al Ministerio de Igualdad y Multiculturalidad–, sometido a los avatares de la nueva inquisición. Álvaro de Torquemada, profesor de una universidad jesuítica y amigo de Héctor, sufre también el ostracismo de la ideología de género. En ambos casos los biempensantes, apóstoles de la posmodernidad, se erigen en los sumos sacerdotes de una nueva religión revelada.
 
Nos encontramos ante un alegato demoledor, a través del soterrado sometimiento y la sórdida alienación, contra la tiranía de lo políticamente correcto. Sátira mordaz y desopilante, esta novela está impregnada de un halo de añoranza en el que lo bello, lo sagrado y lo inefable quedan subsumidos en un sistema regido por la aséptica eficiencia, la grosera uniformidad y la impostada fealdad. Metáfora de un mundo en crisis, describe los últimos estertores de una época en la que aún seguían vigentes el talento creativo, una cierta espiritualidad y la expresión de la verdad, los cuales han sido desterrados a los rincones más oscuros del universo mundo. Cercenada la potencialidad creadora asistimos a la autoafirmación del hombre-masa que, al amparo del mainstream, eleva a la máxima categoría la mediocridad más rampante y la vulgaridad más obscena.
 
Worldwide Action Marketing, empresa multinacional del sector de la publicidad, cuya sede central europea radica en Madrid (en ella trabaja como directora adjunta Angélica, una de las amantes de Héctor), constituye el paradigma del sistema capitalista huero y desalmado. Crítica descarnada de los valores en que descansan la sociedad contemporánea, aparece un retrato de caracteres en el que predominan la vacuidad más insustancial, la trivialidad más inane y la impostura más abyecta.
 
Este signo de los tiempos queda perfectamente ejemplificado en el personaje de Marie-Margot de Domegnac-Angoulême, última de las cuatro amantes de nuestro protagonista, Héctor Vega Romero. Marie-Margot, mujer de alto standing que mantiene con él una intensa y arrebatadora pasión, esconde bajo una máscara su verdadera personalidad. Estirpe de una raza de arpías, esta suprema beldad llega a cautivar de tal forma a Héctor que no puede resistirse a sus poderosos encantos. En el proceloso mar de la ambición, cual taimada sirena, con su sonoro canto y su voz melodiosa lo hechiza hasta quedar atrapado irremisiblemente en sus redes.
 
Escrutadora del alma humana, personifica la diversidad de géneros y roles sexuales que conforman de un tiempo a esta parte la inmisericorde letanía del progreso, de la felicidad y del bienestar común. Transmutada en icono de la posverdad, se erige en la máxima expresión de la degradación ética y estética que afecta al mundo de hoy.
 
Adefesios de cemento y hormigón aparecen por doquier, mamotretos urbanísticos atraviesan nuestras calles y avenidas: el feísmo arquitectónico como quintaesencia de la vulgaridad más grosera. La fealdad en sus múltiples manifestaciones se extiende  a todos los niveles y Javier Ruiz Portella, en un ejercicio de coherencia y honestidad, se alza frente a este simulacro de libertad creativa.
 
Esta obra supone, en definitiva, una metáfora de la muerte del espíritu que se manifiesta en la decadencia paulatina de una de las cualidades más preciadas del ser humano: la belleza.
 

José Ángel Marina Gil

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