JOSÉ ÁNGEL MARINA GIL
En primer lugar, nos situamos frente a la necrópolis visigoda de Sierra Martilla, cerca de la pedanía granadina de Ventorros de San José, perteneciente al municipio de Loja. Se trata de un yacimiento que se asienta sobre una meseta de areniscas calizas a 800 metros de altitud, a la derecha del río Genil. El mismo lo conforman 41 tumbas excavadas en la roca, construidas en los siglos VI y VII d.C., de una extensión aproximada de 1.000 m² y de una longitud de 100 m. Dicha necrópolis estaría asociada a un poblado defensivo, que dominaría una de las principales vías de comunicación del valle del Genil, cerca de Loja.
La tipología de las tumbas es muy diversa, habiendo 4 tipos: de bañera, rectangular, trapezoidal y mixta (entre rectangular y de bañera). Muchas de las sepulturas cuentan con un escalón tallado sobre el mismo suelo rocoso, que servía para acoger la cubierta que servía de sepultura. Esta debía de estar realizada con una gran losa de piedra o bien con varias, de dimensiones más pequeñas. La longitud de los enterramientos oscila entre 1,08 y 1,95 m. y una anchura entre 31 y 96 cm. También se aprecian grupos de tumbas que pueden pertenecer a un mismo grupo familiar e incluso hay el caso de una tumba excavada sobre un dolmen.
Todas las tumbas presentan su cabecera hacia el oeste, o más bien hacia la puesta del sol, aunque realizadas con diferentes inclinaciones, de suroeste a noroeste, debido tanto a la morfología del terreno y las rocas donde se han excavado las sepulturas como al recorrido del sol, en el ocaso, entre el solsticio de verano y el solsticio de invierno.
En segundo lugar, nos situamos ante los dólmenes de Sierra Martilla, de finales del Neolítico e inicios de la Edad del Cobre. Esta necrópolis estaría asociada, asimismo, a un poblado cercano. El sector principal lo componen 8 sepulturas megalíticas de diversas tipologías, tales como sepulturas excavadas en cuevas artificiales, tumbas megalíticas, cuevas naturales acondicionadas para el uso fúnebre, sepulturas excavadas verticalmente en la roca con cubierta megalítica, y una forma mixta de cueva artificial-megalito.
Las sepulturas fueron excavadas en la roca blanda del subsuelo, aprovechando aquellos lugares donde afloraba la piedra a la superficie. Como consecuencia, los dólmenes son todos muy irregulares en su forma y en su orientación, aunque todos se orientan más o menos hacia el ocaso.
El dolmen más espectacular es el 2, el cual está dividido en tres secciones: pasillo de entrada, antecámara y cámara funeraria, en la cual se alinean ortostatos laterales que sujetan la cobija que actúa como techumbre.
La cámara funeraria del dolmen 6 es sin duda el espacio funerario más impresionante de esta necrópolis. Desde su interior se contempla una magnífica vista del valle de Alazares y Ríofrío, Sierra de San Gibalto y Villanueva del Trabuco.