JOSÉ ÁNGEL MARINA GIL
La villa romana de El Ruedo, ubicada en la localidad cordobesa de Almedinilla, es una de las villas romanas mejor conservadas de Andalucía. Estuvo habitada desde el siglo I hasta el siglo V de nuestra era. Lo primero que aparece ante nuestros ojos es el horno cerámico en forma de parrilla, el cual servía para calentar las diferentes estancias de la villa, con su respectiva cámara de combustión.
Accedemos al caldarium o sala de agua caliente, con el praefurnium u horno que servía para calentar la habitación con el sistema del hipocaustum, que consistía en dejar el suelo hueco bajo el caldarium sostenido por pequeños arcos para facilitar la circulación del aire caliente que se generaba en el horno contiguo. El aire caliente circulaba también entre el estuco pintado de las paredes y el muro a través de una cámara de aire, que hoy se encuentra cubierta de tierra.
Accedemos ahora a los cubicula o habitaciones privadas; en concreto, se trata de dormitorios que se disponen en torno al atrium o patio, cuyos suelos están decorados con mosaicos de motivos geométricos y vegetales. Estas habitaciones privadas eran los espacios que la sociedad patriarcal romana reservaba a las mujeres.
Tenemos delante nuestra un ninfeo o lugar consagrado a las ninfas, especialmente a las fuentes, el cual data de finales del siglo III o inicios del siglo IV d.C., el cual desemboca en el triclinium o comedor.
Estamos en el triclinium o sala del comedor, la sala de recepción más importante de la vivienda residencial, con casi 90 m². La impresión que producía al visitante una cascada llena de agua procedente del ninfeo que, a través de una tubería de plomo, dirigía el agua a la fuente que presidía el diván o mesa semicircular (stibadium) donde se reclinaban varias personas debía ser asombrosa. En el centro del stibadium está la fuente, la cual tenía dos funciones: servía para conservar frescos los alimentos y para lavarse las manos, ya que los romanos no conocían los cubiertos. Desde aquí el agua era conducida a la fuente del patio central que articula la vivienda.
Nos encontramos, asimismo, en el triclinium un larario o altar sagrado donde se realizaban las ofrendas y las oraciones a los dioses o espíritus guardianes del hogar.
Accedemos finalmente al espacio que articula la vivienda: el patio con peristilo o galería de columnas y la fuente central. Esta estructura sigue el modelo de casa helenística de patio central sobre el que giran habitaciones privadas y otras de recepción con pinturas, mosaicos y esculturas.