YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE TORREPAREDONES (CÓRDOBA)

JOSÉ ÁNGEL MARINA GIL

Vista general del Foro romano de Torreparedones

El yacimiento arqueológico de Torreparedones, situado entre las localidades cordobesas de Baena y Castro del Río, es uno de los más importantes de Andalucía. El mismo lo conforman restos tartésicos, iberos y romanos, por lo que se le identifica como la Pompeya cordobesa.

Nos encontramos delante de la Puerta Oriental, datando los primeros vestigios de pobladores humanos en el II milenio a.C., remontándose a la Edad del Cobre. La misma es el único acceso documentado del recinto amurallado ibero del 600 a.C., cuyo perímetro medía 1 km que protegía una extensión de más de 10 Ha, lo que sería un antiguo oppidum ibero, una ciudad fortificada en altura.

Puerta Oriental de Torreparedones

Estamos delante del santuario iberorromano, dedicado a la diosa Dea Caelestis, que sigue una orientación prederteminada norte-sur. Esta diosa se corresponde con Juno Lucina, patrona de las parturientas. El ritual que se practicaba para propiciar un buen parto consistía básicamente en hacer una ofrenda de luz a la diosa, mediante un lucernario que debía ser depositado en el altar del templo, donde se sumergiría en la pileta de la cella el betilo que representaba a la diosa y se practicaban libaciones con agua  como ofrenda de gratitud a la diosa.

Entrada a la cella del templo del Santuario iberorromano

Vamos a acceder al interior de la cella del templo, donde nos encontramos en primer término con una columna central de apoyo y al fondo el betilo sagrado en forma de columna que representa la imagen anicónica de la divinidad. A través de la quema de perfumes, esencias aromáticas y otras sustancias, junto a los lucernarios o lámparas de aceite, se sugiere que algunas de las ceremonias fuesen ofrendas de luz a la divinidad anicónica, ubicada en la cella del templo semisoterrada y en completa oscuridad cuando la puerta estuviera cerrada. La luz solar tocaba el capitel durante el solsticio de invierno y la basa durante el solsticio de verano.

Interior de la cella del templo del santuario iberorromano

Las Termas Orientales o de la Salud, construidas durante la primera mitad del siglo I de nuestra era, y que fueron abandonadas en el siglo II, constituyen uno de los espacios fundamentales de la ciudad romana de Torreparedones. Sus aguas, bicarbonatadas y sulfuradas, eran idóneas para terapias reumáticas y digestivas. Con una superficie de 220 m², constan de una sala fría (frigidarium) y vestuario (apodyterium), sala templada (tepidarium) y sala caliente (caldarium), esta última es la más amplia y donde se han conservado las paredes originales de más de 3 m de altura, con piscina de agua caliente y una fuente de agua fría para aguantar las altas temperaturas. Asimismo, se ha conservado el hipocausto.

Estamos delante del Foro romano, centro monumental de la ciudad donde se desarrollaba la vida pública, religiosa, administrativa y judicial. Tras la conquista romana de la ciudad se construyó el foro, con una superficie de 528 m². En el pavimento se descubrió una inscripción realizada con letras de bronce que recuerda la pavimentación de la plaza gracias a un personaje desconocido que dejó su huella de esta manera: Marco Junio Marcelo, hijo de Marco, de la tribu Galeria, de Augusto, pavimentó el foro con su dinero.

Al norte y al oeste se ubicaban unos pórticos columnados, mientras que al oeste se hallaba el templo al culto imperial, dedicado al emperador Augusto, al este la basílica para impartir justicia, mientras que la Curia o Senado local se situaba en el ángulo noroeste.

Foro romano de Torreparedones, con el mosaico pavimentado de losas de piedra caliza y pórtico columnado con estatuas dedicadas a los emperadores Augusto y Claudio

El mercado o macellum es uno de los pocos ejemplos conservados de la península ibérica. Estaba gestionado por magistrados elegidos por el senado local y en él se vendían carne, aves de corral y de caza, pescado, productos hortícolas y pan. Su superficie era de 380 m² y albergaba 3 accesos. Estuvo en uso entre los siglos I y III d.C.

Hay dos necrópolis romanas: la oriental y la septentrional. La necrópolis oriental ha sido excavada en gran parte y se han hallado más de 100 tumbas de inhumación con nichos para albergar las cenizas del difunto. En la necrópolis septentrional se descubrió una tumba monumental en la que había 14 urnas de piedra, de las cuales 12 tenían inscrito el nombre familiar de Pompeyo. De ahí que se le denomine Mausoleo de los Pompeyos.

La Casa del Panadero es la primera domus romana en ser excavada al completo. Su superficie ronda los 700 m² y se encuentra en la zona meridional del yacimiento. Su denominación se debe al hallazgo de un gran horno dedicado a la fabricación de pan. Estuvo en uso al menos entre los siglos I y II de nuestra era.

Estamos delante del castillo de Torreparedones, construido a finales del siglo XIII, tras la Reconquista cristiana. Este lugar, conocido como Castro el Viejo, se asentaba sobre una fortaleza árabe, y se alzaba muy cercano a la frontera entre la Corona de Castilla y el Reino nazarí de Granada. Su situación estratégica llevó a construir un nuevo castillo, de planta trapezoidal. Durante la Desamortización del siglo XIX se subastó a particulares.

Desde la torre del castillo, que se eleva a casi 600 m de altitud, siendo la zona más alta de la Campiña cordobesa, se divisan más de 30 pueblos.

Castillo de Torreparedones, siglo XIII

La Ermita de las Santas Mozárabes Nunilo y Alodia, construida a inicios del siglo XVI sobre unas termas romanas cuando la aldea de Castro el Viejo se encontraba ya prácticamente abandonada, es el último espacio que alberga este espléndido conjunto monumental. Estaba dedicada a dos santas mozárabes, Nunilo y Alodia, que fueron martirizadas en el siglo IX defendiendo su fe, ya que su padre era musulmán y su madre cristiana.

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