JOSÉ ÁNGEL MARINA GIL
Nos encontramos en las termas romanas de Antequera. Situadas en un gran desnivel, a los pies de la Colegiata de Santa María la Mayor y muy cerca de la Alcazaba, fueron descubiertas por casualidad en el verano de 1988. Se trata de un complejo termal de carácter público, que se construyó en el siglo I d.C. y estuvo en uso hasta el siglo V d.C. El yacimiento presenta las estancias habituales en este tipo de edificios públicos (salas de agua fría (frigidarium), templada (tepidarium) y caliente (caldarium), vestuarios y letrinas), destacando un gran mosaico polícromo del siglo III con una divinidad marina, Oceanus, en su medallón central, que aparece con todos sus atributos, pinzas y patas de cangrejo, rodeado de temas geométricos, también polícromos que emulan un ambiente de cubos en relieve.
Las termas romanas de Antequera están realizadas a base de grandes sillares y piletas recubiertas de mortero hidráulico u opus signinum. En el exterior estaban revestidas de mármoles. El descubrimiento de estas termas en 1988 supuso la confirmación de la ubicación en Antequera de la ciudad romana de Antikaria que citaban las fuentes clásicas. Al este nos encontramos con el vestuario, en el que aparece de nuevo un ambiente pavimentado con mosaicos, uno de ellos hace referencia a un tema marino: el delfín con el tridente de Neptuno, y en otro aparece una crátera caliciforme. Al norte se ubican los espacios de agua caliente y templada y los colectores de las termas. Sobre este espacio se construyó en el siglo XV un barrio, del que se pueden apreciar restos de muros, calles y pavimentos domésticos.
Nos encontramos delante del Arco de los Gigantes, en Antequera (Málaga). Esta construcción, denominada así por las estatuas de gran tamaño que llegó a tener, fue realizada por iniciativa municipal en 1585 dentro de los planteamientos del humanismo, al objeto de sustituir un acceso en recodo de la cerca musulmana, queriendo evocar con su gran vano de medio punto los arcos de triunfo del mundo clásico. El Arco de los Gigantes se abre en un muro de más de 2 m de grosor realizado en mampostería, con una altura de 7 m y 4 de luz, en el que se sitúan inscripciones latinas relativas tanto a la propia AntiKaria como a otras ciudades romanas que existieron en sus inmediaciones, como Singilia Barba, y 4 grandes lápidas en las que se desarrolla una dedicatoria al rey de España Felipe II. En la dovela superior del arco de medio punto se resalta un relieve con un jarrón de azucenas. Este, con el castillo y el león de la cornisa superior conforman el escudo de la ciudad. Sobre la cornisa se conservan los restos de una escultura romana de Hércules, que dio otro de los nombres con que se designó a la Puerta.
Hoy vamos a visitar una de las fortalezas medievales más importantes de Al-Andalus: la Alcazaba de Antequera, en la provincia de Málaga. Ubicada en un cerro que se yergue sobre la ciudad, por su importancia histórico-artística fue declarada Monumento Nacional en 1949 y BIC en 1985.
Los orígenes de la Alcazaba de Antequera pueden datar de época romana, aunque se menciona por 1ª vez en el siglo XI en los escritos de Semuel ibn Nagrella, poeta judío de Badis, tercer rey taifa de Granada. En época almohade se construyeron 2 anillos de murallas, que siguen aún en pie. La mayor parte de las murallas conservadas datan de la 1ª mitad del siglo XIV y en su construcción se utilizaron materiales de época romana, quedando Antequera como plaza militar estratégica en la frontera para la defensa del reino nazarí granadino. Estas murallas evitaron la conquista por parte del monarca castellano Pedro I en 1361, siendo denominada como ciudad fuerte. Tras este hecho, se reforzaron las defensas y se construyó una barbacana, se reedificaron puertas y se construyó una coracha.
La ciudad de Antequera y su alcazaba finalmente caen en manos cristianas en 1410, en el que fue considerado como el mayor triunfo cristiano entre la batalla del Salado (1340) y la conquista de Granada. El regente castellano Fernando de Trastámara, quien gobernaba Castilla en este momento, pronunció la célebre frase “Salga el sol por Antequera y sea lo que Dios quiera”; desde su éxito fue conocido como Fernando de Antequera.
Dentro del conjunto amurallado de la medina islámica se distinguían 2 recintos diferenciados: la Alcazaba, que ocupaba todo el coronamiento del cerro, y un 2º anillo que, bajando desde la Puerta de la Villa, continuaba hacia el Postigo del Agua y Puerta de Málaga, para volver a unir con la Torre Blanca. La torre más importante del recinto es la del Homenaje.
Toda la zona de la antigua alcazaba comprendida entre la Torre del Homenaje y la Torre Blanca y el lienzo de murallas que las une, hasta la Plaza de los Escribanos y de Santa María, se encuentra en la actualidad bellamente ajardinada. Dentro de ella destacan entre otros restos arqueológicos un aljibe de ladrillo. En esta zona hay asimismo jardines colindantes con el Patio de Armas, el cual fue reedificado a principios del siglo XVI, y una mazmorra, que es una prisión excavada en la roca del subsuelo.
La Torre del Homenaje es de planta angular y es la de más anchura de las musulmanas andaluzas, a excepción de la Calahorra de Gibraltar. Al interior se accede por una puerta jalonada de 2 grandes fustes de columna lisos y un dintel. Entre las estancias del interior hay varias de planta rectangular y cubiertas con bóvedas esquifadas. Sobre esta torre se construyó en 1582 un templete-campanario con chapitel piramidal, para cobijar la campana mayor y el reloj de la ciudad, conocido como el Reloj de Papabellotas, por tener que haber vendido la ciudad un alcornocal de propios para sufragar los gastos ocasionados.
Unida por un lienzo de muralla reforzado por 2 contrafuertes a la Torre del Homenaje está la conocida como Torre Blanca, la cual sorprende por la perfecta ejecución de su fábrica de sillería. Tiene 2 plantas sobre la altura del adarve y sus diferentes estancias se cubren con diferentes tipos de bóvedas de ladrillo, unas de medio cañón y otras esquifadas. El interior se ilumina con troneras y ventanas en arco de herradura. Se encuentra dentro del anillo de medina construido en el siglo XIV para dar cobijo a los musulmanes expulsados por la conquista castellana.
Del resto de la cerca amurallada aún se conservan el Postigo y la torre albarrana de la Estrella, junto a los lienzos de murallas recuperados de la Plaza del Carmen, unida a la cerca mediante un arco de medio punto, junto a la cual se abrió una brecha o postigo después de la conquista de Antequera para poder acceder al recinto, y el Torreón del Asalto, justo al lado del Postigo de la Estrella, llamado así ya que este fue el lugar donde el Infante de Castillo don Fernando apostó a sus tropas y consiguió abrir una brecha en el muro e introducir a sus hombres en el recinto amurallado donde tuvo lugar la Toma de Antequera.
Por último, está la llamada Puerta del Agua, que en realidad es un portillo junto a otra torre albarrana. La Torre del Quiebro o Torcida, desembarazada hoy en día de las edificaciones que la ocultaban, era también una torre albarrana cilíndrica a la que le falta el arco de comunicación con la muralla.
Ahora vamos a visitar uno de los edificios renacentistas más importantes de Andalucía, siendo el 1º que se concibió en este estilo. Se trata de la Real Colegiata de Santa María la Mayor, de Antequera, en la provincia de Málaga, obra excepcional por sus proporciones y calidad de su diseño.
La Real Colegiata de Santa María la Mayor de Antequera fue fundada en 1503 por iniciativa del obispo de Málaga Diego Ramírez de Villaescusa. Su construcción duró entre 1514 y 1550. Obra del arquitecto Diego del Campo, se trata de la 1ª iglesia columnaria levantada en Andalucía, y una de las primeras de España. Las trazas en un principio se hicieron siguiendo modelos góticos, como podemos observar en la cabecera y en los pináculos de la fachada, para concluir la obra dentro del más puro estilo renacentista.
El exterior de la Colegiata de Santa María la Mayor destaca por su grandiosa fachada, en la que intervino en su diseño entre Diego de Siloé. Realizada en piedra de sillería donde se emplearon sillares de la antigua ciudad romana de Singilia Barba, la traza responde en su composición a la estructura de su planta interior: se articula en 3 cuerpos verticales cerrados, separados por contrafuertes, con arcos triunfales, con puertas de acceso desiguales de medio punto que se rematan por nichos avenerados, respondiendo a un diseño decorativo muy geometrizante, con algunos elementos manieristas. El ático está rematado por una balaustrada ciega. Los pináculos cónicos estriados son los elementos de mayor rareza, ya que rompen con el esquema compositivo propio del Renacimiento. La torre, junto con la espadaña, situada a la derecha de la fachada, es una construcción tardía del siglo XVII.
El interior de la Colegiata de Santa María la Mayor de Antequera es de una gran pureza basilical, y se encuentra prácticamente vacío de elementos ornamentales y de retablos, ya que el templo no se dedica al culto sino a acoger conciertos y exposiciones itinerantes. Se nos muestra como un bello salón columnario de planta basilical en la que las 3 naves quedan separadas por imponentes columnas de orden jónico y capilla mayor profunda. Sobre las columnas se disponen 5 arcos de medio punto a cada lado, decorados con pomas o perlas. Para conseguir una mayor altura en la nave central, se dispuso un cuerpo de arcos de descarga, a manera de falso triforio ciego.
Las naves de la Colegiata de Santa María la Mayor se cubren con armaduras de madera mudéjares, con decoración de lazo a base de estrellas la de la nave central y ochavadas las de las naves laterales, siendo reconstrucción moderna la cubierta del lado de la Epístola. La capilla mayor, a la que dan luz ventanas del tipo florentino, se cubre con una bóveda de nervaduras gótico-mudéjares, que dibujan 2 grandes estrellas, de 6 y 8 puntas. Las capillas del lado de la Epístola se cubren con bóvedas de medio cañón acasetonadas y con piñas a ambos lados de un espacio coronado por linterna nervada, salvo la antigua de Canónigos, que presenta una compleja estructura. En la nave del Evangelio destaca la antigua Capilla de Ánimas, cubierta con bóveda neoclásica de cuarto de esfera.