JOSÉ ÁNGEL MARINA GIL
Hoy vamos a visitar uno de los castillos más interesantes de Al-Andalus: el castillo de Luque. Ubicado en la Subbética cordobesa, se trata de una fortaleza hispanomusulmana construida en el siglo IX. Preside el cerro del Castillo, un risco que domina toda la localidad, junto a la Ermita del Rosario, y fue declarado BIC.
Se trata de un castillo roquero infranqueable por 3 de sus lados, que consta de 2 grandes torreones unidos por 3 lienzos de murallas que defienden el acceso al interior por medio de una entrada recodo y una puerta que en su día fue levadiza. Construido con mampuesto y sillarejos, el elemento más importante es el torreón, de 2 plantas, con una superficie de 12 x 7 m y con un espesor en sus muros de 1,90 m.
Diversas excavaciones en el interior del castillo han probado que los primeros restos arqueológicos datan del siglo IV a.C. y que está ubicado sobre la base de una antigua fortaleza romana, con la aparición de un molino y una pila de decantación romanos, fechadas en el siglo II. Asimismo, existe constancia de un asentamiento musulmán en Luque desde prácticamente la conquista islámica de la P. Ibérica en el siglo VIII.
El castillo de Luque fue posiblemente mandado construir por el rebelde muladí Said ibn Mastana, aliado de Omar ibn Hafsún, quienes a finales del siglo IX se hallaban en una revuelta interna contra el Emirato de Córdoba. El castillo fue asediado en 1126 por el rey aragonés Alfonso I el Batallador. En 1165 las huestes de Muhammad ibn Mardanís, el rey Lobo de la Taifa de Murcia, perdió la fortaleza en una ajustada victoria en favor del Imperio almohade, quienes la arrasaron completamente y la reconstruyeron según su propio estilo. Finalmente, en 1240 el castillo fue conquistado por Fernando III el Santo para la Corona castellana.
Fernando III entregó el castillo, junto con los de Cabra, Baena y Zuheros, a su hermanastro Rodrigo Alfonso, aunque pasó más tarde a la reina de Castilla Juana de Ponthieu. La fortaleza fue pasando de manos, desde la Orden de Santiago hasta el infante Juan, hermanastro de Sancho IV. Sin embargo, la mayor parte del tiempo dependió directamente de Córdoba. Alfonso XI, tras derrotar a los meriníes en la batalla del Salado en 1340, distribuyó soldados por varias ciudades fronterizas con el Reino nazarí de Granada como Luque. Egas Venegas, militar que apoyó a Enrique II en la I guerra civil castellana, fue galardonado con el señorío de Luque en 1374. Los Venegas, que alcanzaron el título de condes a partir de 1624, finalmente abandonaron el castillo en el siglo XVIII, en el que comenzó su estado de ruina hasta la actualidad.
Ahora vamos a visitar uno de los castillos más impresionantes de la Península Ibérica: el castillo de Zuheros. Ubicado en la Subbética cordobesa, está situado en la cima de un risco como parte del casco urbano. Por su situación estratégica de frontera entre Castilla y el Reina Nazarí de Granada y por su importancia histórica excepcional fue declarado BIC en 1985.
El castillo de Zuheros, en su estado actual, se yergue majestuoso sobre un espolón rocoso en el extremo noroccidental del caserío, abriéndose en sus costados sur y este un espacio placeado protegido por la muralla, y al norte y oeste un escarpado e inaccesible acantilado que ejerce de protección natural.
Su construcción se realizó durante la dominación musulmana en el siglo IX cuando un grupo de musulmanes, los Banu Himsi, se establece en los alrededores de Zuheros en una zona de peñascos que llaman Sujayra como un distrito rural de la provincia de Elvira. La Corona de Castilla se hizo con la fortaleza tras la conquista por Fernando III en 1240, por lo que artísticamente es un claro ejemplo de fortaleza medieval de mediados del siglo XII, del que data por ejemplo el torreón. El monarca entregó la fortaleza a su esposa Juana de Ponthieu, quien más tarde la cedió a la Orden de Calatrava en 1252. Alfonso X lo cedió al infante Juan de Castilla, aunque Sancho IV lo traspasó al concejo de Córdoba en 1293. La Casa de los Donceles consiguió su propiedad en el siglo XV.
Tras la conquista de Granada, ya en el siglo XVI y obrando la fortaleza en poder de los Fernández de Córdoba, se acomete una ampliación bajo planos de Hernán Ruiz consistente en la adición de una estructura palaciega de estilo renacentista a base de muros de sillería: el palacio de los señores de Zuheros. La entrada y la estructura del edificio fueron modificadas.
La fortaleza pasó en el siglo XVIII a los marqueses de Algarinejo, quienes no solían habitar el castillo y este cayó en abandono y en el siglo XVIII se convierte en cantera, aprovechando sus materiales para la construcción de nuevas viviendas, conservándose tan solo algunos paredones desportillados. En 1760 la torre mayor se convierte en Torre del Reloj, que fue restaurada en 1964.
De la primitiva construcción de los siglos IX y X apenas ha llegado a nuestros días el aljibe, que sería reaprovechado en el siglo XII por los almohades cuando levantan el torreón prismático rematado por almenas y el recinto amurallado a base de mampostería enripiada y fortalecida por sillares de mayor relieve en los ángulos.
Aunque en la actualidad el acceso se acomete a ras de plaza, en origen la puerta de entrada se abría en altura con finalidad defensiva, siendo solo abordable a través de escaleras o estructuras provisionales de madera. A continuación, un pequeño patio de armas daba acceso a un espacio polivalente en dos pisos que serviría tanto para resguardo de la guarnición como para vivienda del alcaide.
La torre del homenaje, reforzada y almenada tras la conquista cristiana, corona el vertical penacho rocoso, siendo accesible en origen a través de escaleras talladas en la propia roca viva.
Desde el castillo de Zuheros podemos observar una panorámica impresionante de la Subbética cordobesa, con los Tajos del Bailón y al fondo un curioso fenómeno de pareidolia conocido como la Cara de los Tajos del Bailón. Fue descubierta en abril de 2018 por el artista zuhereño Francisco Poyato.