Hoy vamos a visitar una de las fortalezas más importantes del Reino Nazarí de Granada: el castillo de Lanjarón, en la localidad homónima de la provincia de Granada. Conocido como Castillo de los moros, como castillo de España quedó protegido por decreto de 22-04-1949 y fue declarado BIC el 22-06-1993.

Se eleva a 619 m de altitud, dominando el valle del río Lanjarón, al lado del barranco Salado, sobre un promontorio rocoso aislado al sur y debajo de la población. De planta irregular, adaptada a las desigualdades de la roca sobre la que se eleva, está formado por dos recintos de los que se conservan algunos pequeños paños de la muralla exterior, muy deteriorados, con indicios de una torre; un bastión de planta cuadrada, de mampostería en su parte baja y de tapial más arriba, situado al sur del conjunto y un aljibe subterráneo de 5,25 x 2,60 m, cubierto con una bóveda de mampostería y mortero que contiene restos de derribo del propio castillo que impiden precisar su profundidad.
El castillo está construido con hiladas de mampostería, con refuerzos de sillares en las esquinas y almenas. Cuenta con merlones coronando los lienzos de la muralla, protegido todo por adarves. Datado en épocas nazarita y cristiana, entre los siglos XIII y XVI, su construcción se habría llevado a cabo en los reinados de Yusuf I o de su hijo Muhammed V, dentro del programa defensivo desarrollado en el reino por ambos sultanes, debido a las continuas incursiones de las tropas castellanas, con factura similar a la de otros castillos del mismo periodo como los de Restábal, Mondújar o Moclín, aunque los restos conservados son en su mayoría de época cristiana. La fortaleza se remodeló sustancialmente en el siglo XVI para que pudiera soportar artillería. De hecho la mayor parte de los restos que quedan en pie son de esa época.

Desde tiempos remotos, incluso prehistóricos, el enclave debió tener un alto valor estratégico al dominar importantes vías de acceso desde la costa a Sierra Nevada y La Alpujarra. Además, serviría de refugio y defensa de la población. Así lo entendió Fernando el Católico, que al apoderarse de la fortaleza en 1494, nombró alcaides y guarnición en lugar de ordenar su destrucción como hizo con otros castillos de la zona. Al tiempo de la rebelión de los moriscos ya se encontraba muy deteriorado, y a partir de entonces comienza el abandono paulatino de la fortaleza que no ha vuelto a tener utilidad militar.
El acontecimiento histórico más reseñado es quizás el que sucedió el 8 de marzo de 1500, cuando los moriscos se alzaron en armas. Esto motivó que el mismo rey Fernando el Católico se dirigiera a Lanjarón y tomara de nuevo el castillo. Al parecer más de 300 musulmanes, junto con su capitán negro, murieron arrojándose desde las murallas del castillo, cuando se vieron totalmente acorralados.

Con la expulsión definitiva de los moriscos, en 1568, motivada por la 2ª revuelta, el Castillo de Lanjarón fue abandonado progresivamente y terminó desmoronándose con el tiempo. 1º cayeron los enlucidos y los mampuestos, para más tarde desplomarse las cubiertas, y finalmente caer los muros de la torre del homenaje y los lienzos de la muralla. No obstante, la fortaleza siguió teniendo un alcaide. En 1638 se otorgó por cinco vidas (cinco generaciones), a Pedro López de Calo, oficial mayor de la Secretaría del Registro de Mercedes, la alcaidía del Castillo de Lanjarón.
Queda poco del Castillo de Lanjarón, y lo que nos ha dejado la historia fue restaurado a finales del siglo XX. La visión del castillo desde lejos es bastante descorazonadora. La vista se fija más en unos tubos de hierro que parecen un andamio de construcción que en el baluarte defensivo. Se hizo una restauración del castillo y se instaló un armazón metálico, que simulara de manera esquemática las murallas de la fortaleza. Este armazón tendría una doble función. Por un lado, servía de apoyo de los lienzos que quedaban en pie, y por otro, ayudaba a que el visitante se hiciera una idea de la magnitud de la fortaleza en su origen.

Estamos ante de una de las fortalezas más singulares del sur de España: el castillo de Vélez de Benaudalla, al SE de la provincia de Granada. Ubicado en un cerro rocoso de las últimas estribaciones de la Alpujarra, y conocido como castillo de los Ulloa, quedó protegido por Decreto de 1949 y fue declarado BIC en 1994.

El castillo de Vélez de Benaudalla hunde sus raíces en la época de reconquista por parte de los RRCC. Una vez llevada a cabo la reconquista del territorio peninsular, se fueron creando diferentes tipos de torres, baluartes y fortalezas, especialmente en el área de Granada, último reducto del Reino Nazarí y símbolo de la resistencia musulmana al empuje cristiano. La villa de Vélez de Benaudalla y otras tierras en Almuñécar y Los Guajares fueron entregadas por parte de los RRCC a Rodrigo Fernández de Ulloa, contador mayor de Castilla, por su dedicación como secretario de la reina y por los servicios prestados durante la Guerra de Granada. En 1494 Rodrigo de Ulloa cedió la villa de Vélez de Benaudalla a su hijo Juan de Ulloa.
El castillo se construyó entre 1494 y 1523. Durante este tiempo, el señor de la villa, don Juan de Ulloa, con vistas a poder mantener las incesantes tentativas de sublevación de la población morisca de la zona, mandó construir este baluarte defensivo para asentar dentro de él a un batallón que velara por la seguridad del dominio cristiano. Debido al clima bélico que se respiraba en la zona en esta época, pues no sería hasta 1570 cuando se expulsara a los moriscos que aún quedaban asentados en Vélez de Benaudalla, el castillo quedará prácticamente destruido. El posterior paso del tiempo y su uso como fortín durante la invasión francesa harán del castillo una completa ruina. A esto también ayudó su posterior uso como corral unido a la falta de interés por la conservación del mismo por parte de las autoridades y la propia población local.

No será hasta principios de los años 90 cuando el Ayuntamiento de Vélez de Benaudalla se haga con la propiedad del castillo. Posteriormente, y con la ayuda de los veleños mediante una Escuela Taller, se llevará a cabo la reconstrucción del mismo para llegar a tener la forma que hoy en día podemos observar. Además, en los últimos años se ha llevado el acondicionamiento de varios miradores en los laterales del castillo, los cuales nos ofrecen una maravillosa panorámica de esta preciosa localidad granadina.
El castillo de los Ulloa es una torre de planta hexagonal e irregular con un área de 240 m². Sus gruesos muros, de 2 m de espesor, se apoyan sobre grandes pendientes. Esto hace que la altura de sus vanos varíe entre 10 y 15 m. El interior está dividido en 2 grandes salas cubiertas con bóvedas de medio cañón. Las estancias albergan desde 2003 el Centro de Interpretación del Patrimonio de Vélez de Benaudalla, el cual alberga una exposición permanente que cuenta con paneles informativos y maquetas de molinos tradicionales y minas, que le enseñarán los bienes históricos y etnográficos más destacados del municipio.

Uno de los momentos estelares para conocer el castillo es durante las fiestas de San Antonio de Padua, con representación de moros y cristianos, que se celebran desde 1791 con el 13 de junio como día grande de las fiestas. Se representa una auténtica batalla en los alrededores del castillo. En ella se recrea un conflicto entre el rey moro Amurates y los cristianos de Barceló. Los vecinos del pueblo se convierten en actores y recitan textos en verso. Las tropas suben hasta el cerro donde se encuentra el baluarte por diferentes caminos, escondiéndose entre los matojos y simulando asaltos y escaramuzas. Tienen lugar 2 batallas, una por la mañana en la que ganan los moros y otra por la tarde con la victoria final de los cristianos.
Estamos ante una de las atalayas más singulares del litoral granadino: la Torre del Zambullón, en el término municipal de Gualchos, cerca de la localidad de Calahonda. La costa granadina estuvo expuesta desde tiempos inmemoriales a incursiones y ataques por parte de las flotas enemigas. Unas veces en forma de grandes enfrentamientos, que provocaban la inestabilidad en el reino, otras eran simplemente saqueos por parte de piratas y corsarios, que causaban verdaderos estragos en las economías de los pueblos.

Esta situación de vulnerabilidad ante los ataques de las flotas enemigas obligó a desarrollar un sistema defensivo a lo largo de todo el perímetro costero, compuesto por torres atalayas, fortalezas abaluartadas y castillos. A lo largo de los 75 km de la costa granadina podemos ver un buen número de estos elementos arquitectónicos militares. Entre las construcciones defensivas de Calahonda se encuentra la Torre del Zambullón, una atalaya del siglo XVI, erigida en lo alto de un escarpe. Esta torre es de planta circular, ligeramente troncocónica, hecha de mampostería, que descansa sobre un talud de piedra y ladrillo.
De la atalaya se conservan 9 m de altura, es maciza en sus dos tercios inferiores, mientras que en el tercio superior se encuentra un habitáculo para la guardia. Esta cámara tiene una bóveda semiesférica de ladrillos. Tiene forma cilíndrica, aunque con un ligero talud y planta circular de 7,40 m de diámetro. La fortificación contó con un pequeño aljibe. El acceso a la torre se hacía a través de una puerta-ventana con matacán, a 5 m de altura, que mira hacia la Torre de La Rijana. La Torre del Zambullón contaba con 1 cabo de torres y 2 torreros, cuya misión principal era la de proteger la desembocadura del puerto de Calahonda y vigilar la playa de la Rijana.

En 1770 se adosó a la torre una batería sobre una plataforma a escasa altura del suelo. Este parapeto tenía forma de sector circular, se disponía mirando al mar, y podía soportar dos cañones de a 8 libras. A partir del siglo XIX fue utilizada como cuerpo de carabineros. La batería que se le adosó fue destruida al construirse la antigua carretera N-340, que pasa por delante de la torre. Desde la Torre del Zambullón se divisan a levante el Castillo de Castell de Ferro, y la Torre de la Rijana. Mientras que a poniente tenía contacto con el Farillo de Calahonda y el Castillo de Carchuna.
Declarada BIC, actualmente su estado de conservación es malo por el abandono que sufre. De ahí que el 30 de septiembre de 2021 haya sido incluida en la Lista Roja de Hispania Nostra. Su exterior se encuentra pintado de grafitis. Aunque el interior de la torre se conserva en buen estado, con el suelo de ladrillo original, el lado sur donde se sitúa la tronera o ventana se encuentra en muy malas condiciones. Conserva la chimenea y la escalera de acceso a la terraza superior.

Nos encontramos ante una de las atalayas más importantes del litoral granadino: la Torre de la Rijana, en el término municipal de Gualchos. Ubicada sobre una caleta, entre Calahonda y Castell de Ferro, en la costa escarpada por acantilados, y al pie del Cerro del Cerro del Águila, fue levantada esta torre costera vigía, cuya misión era de vigilancia, para la defensa del asentamiento árabe dedicado a la pesca que hubo en cala de la Rijana. De origen nazarí, fue ocupada por 3 torreros y su importancia deriva sólo de la cala en la que se encuentra, lugar de llegada de pequeñas embarcaciones y con agua, pues no da visión a otras torres.
Esta zona tiene una abundante riqueza de agua dulce que llega hasta las proximidades del mar. Esta característica hizo que desde época prehistórica hasta la romana los barrancos adyacentes al de Rijana estuvieran ocupados por pobladores de manera intermitente. En la parte baja del escarpe se han encontrado restos de una obra romana que podría ser una fuente dedicada a alguna divinidad.
Tras la llegada de los árabes, este lugar se convierte en un asentamiento rural estable y permanente, dedicado a la agricultura y a la pesca. Fue conocido en época nazarí como Arrayhana, por la cantidad de arrayanes silvestres que crecen en los barrancos cercanos. La Torre de Rijana, también se conoce como Torre de la Condenada, porque en época castellana se abandonó pronto. Se encuentra en lo alto de un escarpe, separando las calas de La Rijana, a poniente, y Cala del Pino o La Rijanilla, a levante.
Esta torre de la que apenas quedan unos exiguos restos, formó parte de una estructura más compleja, de factura nazarí. Se construyó sobre un aljibe, y en sus orígenes pertenecía a un conjunto defensivo amurallado, que rodeaba toda la peña. Una pequeña guarnición tenía como misión principal vigilar la costa circundante al poblado pesquero que había en la Cala de la Rijana. Además este enclave podría servir de refugio a las poblaciones de los alrededores y a los hombres relacionados con las actividades pesqueras.
Los castellanos a mediados del siglo XVI comenzaron a construir la torre de Rijana como la vemos hoy, y fueron los que desarrollaron esta fortificación sobre las antiguas estructuras defensivas existentes. En estos tiempos tuvo una doble misión, evitar el desembarco de naves enemigas e impedir que se produjese la salida de la población morisca. En el siglo XVII tuvo asignada una guarnición para su vigilancia de 3 torreros y 3 soldados, que malvivían en una barraca tierra adentro.
La Torre de la Rijana es de planta rectangular, sus lados miden 5,10 x 4,85 m. Está hecha de mampostería de piedra caliza, mortero de cal y piedra de playa, y sus esquinas están reforzadas con sillares. Actualmente está en ruinas, ya que fue abandona en 1764, debido a las dificultades para comunicarse con otras torres de la costa, al tener contacto visual solo con la Torre del Zambullón. Y ello a pesar de está protegida por la Ley de 25 de junio de 1985, del Patrimonio Histórico Español y por el Decreto de 22 de abril de 1949 y ser declarada BIC el 22 de junio de 1993. Fue incluida en la Lista Roja de Hispania Nostra el 20 de diciembre de 2021. La torre de Rijana ha tenido últimamente un creciente auge, gracias a que en este paraje se han rodado algunas escenas de la película Al sur de Granada.