Esta novela se sitúa en la ciudad de Lijiang, a principios del siglo XX, días antes del levantamiento de Wuchang. Este sacudió los cimientos de la China imperial y acabó con el declive feudal de los emperadores y mandarines. Nuestro protagonista es uno de los últimos mandarines atrapado en los traumas de una infancia tormentosa. Este sufre la gran obsesión de llegar a conciliar y a entender la energía femenina. En uno de sus párrafos se señala:
«De la dilatada secuencia feudal que vistió a China durante milenios, quedó agarrotada en el tiempo la silueta del mandarín, un hombre que necesitaba desplazar en su mente la desidia que había usado desde niño, para intuir en aquel monasterio perdido entre las canteras de la Montaña del Loto una posible esperanza».
Allí es informado del licor sagrado del Amrita. Como indica el Rig Veda, este licor puede ser segregado por mujeres especiales y es susceptible de liberar al hombre de su infortunio. El protagonista buscará ansiosamente experimentar esta dicha mediante el encuentro con siete mujeres. Dichas mujeres siente él tocadas por un halo especial: diosas en las que volcará su sed de gloriosas sensaciones.
La trama de la narración aprecia el néctar femenino como un ideal celeste. Este se relaciona con un astrolabio especial llegado de la Escuela Alejandrina. Allí Hipatía descubrió y experimentó (junto a su maestro Severus( el licor sagrado en el año 395 d.C.
Da Shui, nuestro protagonista, sufre la indiferencia de sus esposas, que alojarán en su alma una culpa lacerante. A su vez sufre la envidia corrosiva a su hermana pequeña Cian. Todo esto, junto con la silueta lejana de su madre, crean el vapor ideal que se deshace entre sus refinados guisos y rituales florales. En esta aventura lo acompañará el sirio Samir, un mercader asiduo de la Ruta de la Seda. Este conoce en Cantón y compartirá con él la leyenda de la diosa sumeria Lilith, pieza clave del astrolabio.
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